PABLO LUNA Y "UNA NOCHE EN CALATAYUD"

Fecha de publicación: May 08, 2012 10:11:23 AM

Artículo de nuestro direcctor Serafín Martínez Marz extraido de la web Asociación Cultural Las Alcublas en su sección Musicalerías.

Ya pienso que es hora de escribir algo sobre música, la verdad que últimamente tengo algo olvidado esta sección de nuestro blog.

Estas Musicalerías quiero dedicarlas a los amantes de la zarzuela, pues tengo amigos que siempre están diciéndome que no escribo casi nada sobre este tema, y a ellos les encanta. Así que para retomar los escritos musicales, que mejor que hacerlo sobre un compositor que nos dejó un gran legado musical, sobre todo en el mundo de la zarzuela, además de ser de una Comunidad con la que nos unen vínculos culturales importantes.

Me refiero a D. Pablo Luna, que nació en Alhama de Aragón (Zaragoza), el 21 de mayo de 1879, y falleció en Madrid el 28 de enero de 1942, un autor que contribuyó a prolongar la vida de la zarzuela con obras que han quedado incorporadas al repertorio de las llamadas grandes.

Comenzó sus estudios musicales en Zaragoza, destacando como violinista en orquestas de teatro ya incluso antes de acabar sus estudios. Más tarde se destacó como director de orquesta. Ruperto Chapí apreció su labor y le ofreció ser segundo maestro del Teatro de la Zarzuela de Madrid. Siendo aquí donde comenzó a conocer todo el repertorio zarzuelístico de principios de siglo, abordándolo como autor con una obra primeriza titulada “Lolilla, la Petenera”, que fue estrenada en el 1903.

Con “Molinos de Viento”, estrenada en el Teatro Cervantes de Sevilla en 1910, le llegó el éxito como gran autor, aunque la argumentación era casi una opereta.

En el año 1913 con “Los Cadetes de la Reina”, logró obtener otro éxito de los que han quedado para siempre en el repertorio zarzuelero.

El Asombro de Damasco, un divertido apólogo de tema oriental, el maestro Luna le puso una música encantadora, mereciendo una excelente acogida no sólo en España, sino también en Londres cuando se estrenó en el 1924.

En el repertorio clásico también quedó “El Niño Judío”, estrenada en el Teatro Apolo de Madrid, llegando a estar varios meses en cartelera.

El año 1928 fue el de los grandes éxitos del maestro, pues estrenó “La Chula de Pontevedra “y “La Pícara Molinera”, siendo esta última estrenada en el Teatro Principal de Zaragoza, y considerada como una de las mejores partituras que llegó a componer.

Todavía después de la guerra civil española, reapareció el maestro Luna estrenando en los teatros de Madrid con títulos como “Una Copla hecha Mujer” y “Las Calatravas”.

A los pocos días de estrenarse en Barcelona esta última zarzuela nos dejaba su autor en Madrid, siendo una de las figuras más grandes de la zarzuela del siglo XX. Dejándonos una zarzuela inacabada, titulada “El Pilar de la Victoria”.

He querido dejarme para el final de este pequeño resumen de la vida de D. Pablo Luna, la obra que a mí más recuerdos me ha dejado y la primera que interpreté de su rico repertorio: “Una Noche en Calatayud”. Se estrenó en la plaza de toros de la Misericordia, en octubre de 1925, con motivo de la imposición a este autor de la Medalla de Oro de la ciudad de Zaragoza, escribiendo para esta ocasión, una de las obras que más fama le habían de proporcionar entre sus paisanos, su brillante partitura nos evoca los sonidos de una noche de ronda : donde el silencio y calma nocturna se ven alterados por las notas de una bella serenata que, una vez concluida, da paso a la ronda interpretando una valiente y bonita jota aragonesa.

RECUERDOS Y ANÉCDOTAS:

En un relato mío titulado Sendas Musicales, recordaba unos ensayos realizados con la banda de mi pueblo siendo casi un niño. Pues bien, una de aquellas obras que intentábamos tocar era la titulada “Una Noche en Calatayud”. Más tarde cuando ya estaba de músico profesional en Madrid, aparecen en mi repertorio obras de Luna, como “La Pícara Molinera”, “El Niño Judío”, “El Asombro de Damasco”, “Los Cadetes de la Reina” y por supuesto, aquella famosa y lejana para mí, “Noche en Calatayud”. Es cuando comencé a darme cuenta de lo que sufriríamos para tratar de tocar aquella partitura, cosa que llegamos a conseguir y no mal del todo (bastante correcta). Cuando disponga de tiempo, ya escribiré un libro con mis vivencias y recuerdos musicales de aquellos años.

Pasa el tiempo y estando ya en Valencia, me vuelve a aparecer la famosa obra. Resulta que un buen amigo mío, ese año iba al Certamen de Bandas de Valencia a participar con la banda que estaba dirigiendo y la obra obligada era “La Noche en Calatayud”, y no se le ocurre otra cosa que decirme:

- Oye Serafín, este fin de semana que viene no quedes con nadie ni te vayas al pueblo, que nos vamos a pasar Una Noche en Calatayud, quiero que veamos y vivamos una noche de rondas y serenata, así podré saber un poco más sobre la obra.

Tenía razón, así que allí que nos fuimos a deleitarnos con una noche bilbilitana.

Esto todo en pasado, pero en el presente estoy pensando el volver a colocar en los atriles esta obra, pues ahora es cuando de verdad estoy un poco enterado para poder transmitirles a mis músicos todo aquello que sé sobre la famosa “Noche en Calatayud”.

Quiero dedicar estas Musicalerías a todos aquellos músicos de la Unión Musical Alcublana con los que compartí mis primeros ensayos de esta obra, sin dejarme a ninguno, desde el maestro hasta el “bombista”, (tocador de bombo), y no cito sus nombres porque me olvidaré de alguno y para mí todos fueron importantes. Ellos no tuvieron la suerte de poder disfrutar más de esta magnífica obra, yo sí, por eso mi reconocimiento y agradecimiento a la labor musical que realizaron. Gracias.

Serafín Martínez Marz

A.C.L.A.