AQUÍ SÍ QUE TOCÁIS (Por Serafín Martínez)

Fecha de publicación: Jun 17, 2012 8:55:45 PM

--Artículo extradido de la web Asociación Cultural Las Alcublas--

Se trata de un relato escrito por Serafín Martínez y basado en hechos reales, unos hechos que precisamente ocurrieron con motivo de las fiestas de San Antonico. Esperamos que lo disfrutéis tanto como lo hemos disfrutado quienes sí lo hemos leido

AQUÍ SÍ QUE TOCÁIS

por Serafín Martínez Marz

Era la víspera de la fiesta de San Antonico del año 1929, la cofradía responsable de organizar los distintos actos, preparados con todo el cariño y esfuerzo durante todo un año para el día de la fiesta, ya tenía todo dispuesto para que allí no fallase ni faltase de nada: los panecillos en las canastas, el Santo subido ya en su anda y adornado con bonitas y hermosas flores, cogidas en los huertos de los vecinos (había sido una primavera lluviosa)...

Pero ese día por la tarde, en los comentarios y corrillos que tenían los cofrades, solamente estaban preocupados por cómo estaría el tema de la música. Resulta que para amenizar los actos religiosos, habían contratado los servicios de la banda de música “La Nueva”. Llegaba uno y decía:

- Ya veréis como no pasa nada, sois unos exagerados, tocarán como todos los años.

Otro soltaba:

- Parece mentira que no los conozcáis, con esa manera que tienen de pensar, seguro que ponen pegas y no los dejan tocar,

Llegaba el realista y agregaba:

- Si ya os lo decía yo, teníamos que haber contratado a la “Música Vieja”, y así ahora no estaríamos dándole vueltas al asunto,

Aparecía entonces la voz del imparcial:

- Si hombre, siempre todo a los mismos, estos músicos también tienen derecho a que se les contrate, son del pueblo, no los traemos de Pedralba, tendrán que entrar en razón y ser más condescendientes; yo pienso que no debe de pasar nada, que no hacemos nada malo. En Liria, me ha dicho un primo que tengo allí, que también empezaron con esos problemas, pero ahora los tienen superados y cada cual, contrata a la banda que le da la gana.

Esta sentencia la soltó otro:

- Sí, pero aquí todavía no lo tenemos muy claro este asunto, pasarán unos años hasta que si lleguemos a tenerlo asumido, fue esta frase de lo último que se pudo escuchar aquella tarde.

El problema de esta situación, venía por el hecho que las autoridades que en aquellos años gobernaban el pueblo, (dictadura de Primo de Rivera), no eran muy amigos ni congeniaban con la mayoría de los componentes de la Música Nueva, poniéndoles todas las pegas que podían para tratar de que no continuasen como banda, tales como no dejarles ensayar en el pueblo (tener que irse al término de Andilla al Trull de Botarga), el día del estreno de los uniformes no dejarlos tocar, y más artimañas por el estilo. Vamos, que vistos los hechos, simpatizaban más con la otra banda de la localidad.

Ese era el verdadero problema que tenían los responsables de la cofradía para el mencionado día, que las autoridades responsables del Ayuntamiento, dejasen tocar en los actos a la “Música Nueva”. De lo contrario, vendrían las amenazas y los malos rollos provocados por esta situación, su día grande y que no pudiesen tener música a causa de estos malos entendidos.

Por otra parte, los músicos componentes de la “Música Nueva”, cuando se juntaron para realizar el último ensayo e ir perfilando su actuación, y tratar de quedar lo mejor posible con los cofrades, al llegar a su local social en el café de la Chelvana, ya lo primero que hacen en su tertulia es ir comentando como les irá al día siguiente.

Comienza el primero:

- Ya veréis como mañana tendremos problemas.

El que estaba sentado frente a él le contesta:

- Que no, estos tienen que ir cambiando poco a poco, no pueden ser tan cerrados de mollera;

- Si, sí, tu dirás lo que quieras, pero a mí me han dicho que vienen a por nosotros, que no nos van a dejar tocar; así no podemos seguir, lo único que quieren es que nos marchemos a casa y dejemos solos a los otros;

- Bueno, vamos a tranquilizarnos y ver lo que pasa (palabras del pacificador de turno), así que a coger los instrumentos y a ensayar se ha dicho, mañana acudiremos a la iglesia como está mandado, tenemos que cumplir el contrato que tenemos firmado y quedar lo mejor posible, que vean que nosotros sabemos estar y hacerlo lo mejor que podemos.

Amanece el día 13 de Junio con un sol de justicia, propio de esa época del año, suenan las campanas en el volteo general (las de la torre vieja), vuelven a repicar anunciando el tercer y último toque a la misa mayor, van acudiendo los músicos a la iglesia para tocar en la misa (era costumbre de la época que la misa fuera cantada y con música en las grandes fiestas), y allí, todo va discurriendo conforme al guión previsto. La música interpreta una interesante partitura sacra. Acabada la santa misa, el párroco se va preparando para que salga la procesión. A media voz, se oye a uno que dice: “¿Estáis viendo lo que yo os decía ayer?¿Veis como no pasa nada?”. Pero si antes lo dice, antes sucede, siendo en esos precisos momentos cuando se produce el incidente del que todos hablaban y comentaban el día anterior. Se presenta la autoridad, y prohíbe a la música que salga tocando en la procesión.

El señor cura párroco, que por lo visto tenía muchas tablas y saber estar, viendo el cariz que tomaban los acontecimientos, se acerca a los músicos y les dice:” No preocuparos, vais a salir a la procesión detrás del Santo como es costumbre, pero con los instrumentos debajo del brazo y sin tocar, después ya veremos lo que pasa”.

Los músicos siguen al pie de la letra la recomendación del sacerdote, dan la vuelta al pueblo detrás del Santo y sin tocar. Llegan de nuevo a la iglesia y al meter en ella al santo, se dirige el señor cura de nuevo a los músicos y les dice: “Bueno, aquí dentro ya se puede, aquí mando yo, y SÍ QUE TOCAIS”, así que a tocar los gozos se ha dicho. Los músicos no se lo podían creer, lo que estaban viendo y escuchando, el cura plantándole cara a la autoridad y dando la cara por ellos, fueron los Gozos mejor interpretados que recordaban.

Esta es la anécdota que me contó hace unos cuantos años un músico ya mayor, perteneciente a la llamada “Música Nueva”, y que fue uno de los que estuvieron con el instrumento debajo del brazo, ese día 13 de Junio del año 1929, en la procesión de San Antonico en mi pueblo, Alcublas.

Dedicado con todo el cariño y admiración, a todos los componentes de aquella desaparecida “Música Nueva”, por todo aquello que les tocó pasar y aguantar, en especial a mi padre y a mi abuelo, como componentes que fueron de la misma.