DE VIAJE POR DUBLÍN (por un compañero/a de la Banda)

Fecha de publicación: Apr 21, 2013 10:24:35 PM

Como no podía ser de otra manera, este viaje musical a Dublín también se merece una pequeña crónica, nunca se me han dado muy bien las letras…. pero lo voy a intentar.

Habíamos quedado a las 10h de la mañana en el aeropuerto, lo llevábamos todo: equipajes, paraguas, bocadillos y sobretodo ilusión y ganas de visitar a nuestra Inma!

La llegada fue muy buena, incluso teníamos nuestro taxi esperándonos, y qué decir del hotel… creo que nunca he estado en un lugar tan “acogedor”. En apenas 9 m² convivimos 6 personas, compartiendo desde un baño en el que teníamos que entrar de cara y salir de culo, hasta todo tipo de conciertos nocturnos, sobretodo piezas “barroncas”. He de decir que esta noche me he sentido extraña ya que el silencio era insoportable y se echaba de menos nuestro particular “padre nuestro” al más puro estilo Justin Bieber/oveja Dolly. Era tal la “armonía” que se respiraba en aquel cuartito que los habitantes de la “suite” intentaban sin éxito conseguir su huequito.

Durante el día todo iba sobre ruedas, ya que teníamos a nuestra Inma que nos hacía de guía y nos explicaba todas las curiosidades de los lugares emblemáticos de Dublín. Estuvimos en el castillo de Malahide, donde no perdimos el tiempo e intercambiamos correos electrónicos con una pareja de Valladolid; con un poco de suerte el año que viene estamos allí en sus procesiones. También estuvimos en la cárcel de Kilmainham, la cual fue interesantísima pero tuvimos que salir corriendo sin haber acabado el recorrido al darnos cuenta que nos iban a cerrar la fábrica Guinnes. Casi sin comer y con nuestra carrera a las espaldas, la cervecita fue perfecta y volvimos a casa bien “coloraos” a pesar de las bajas temperaturas.

Por la noche estábamos en nuestra salsa; música en directo, cervecitas, muchos bailes, risas y camiseta de los guanchis, no podía ser de otra manera. No faltaron clases de pasodobles a extranjeras de la mano de nuestro teacher Alejandro, el cual amenizaba cada momento del día con el pasodoble Salero, ni momentos surrealistas, como encontrarnos a un hombre de Henarejos en el tren.

Para finalizar, quiero dar las gracias a los que me han acompañado en el viaje por el buen rollo y el buen ambiente que hemos vivido y por hacerme sentir como en casa. Pienso que tan importante es mejorar en el aspecto musical, como pasar momentos de ocio juntos que contribuyen a estrechar lazos de amistad y logran que uno vaya a gusto a la banda, y por supuesto Serafín con muchas ganas de aprender. Espero no perderme el ensayo en el próximo viaje, y no porque nos vayamos entre semana, sino porque seamos todos los que nos vamos a pasar unos días juntos, porque nosotros también os hemos echado de menos.

Lo dicho… a preparar el próximo!