José Antonio Tarazón Albarracín

Fecha de publicación: Dec 20, 2012 12:19:36 PM

Ha fallecido José Antonio Tarazón Albarracín, ex-músico desde 1940 hasta 1984 y personaje muy querido dentro de nuestra banda. El entierro será hoy a las 16:30 h. en Tuéjar. Nuestro más sincero pésame para toda su familia.

Sirva de homenaje este extracto del artículo "El Musical" de José T. Varea en la revista del Centenario de la banda, en la que José Antonio fue uno de los informantes:

"Después de las fiestas de la Purísima de año 1940, como todos los años, la Banda de Música y el Ayuntamiento se reunieron en casa del tío Salvador "el Rabitas" y ante la demanda de los músicos de un local para los ensayos, el Ayuntamiento, cuyo alcalde era Blas Tello, accedió a ceder un solar cerca de las eras al principio del camino del Atajo. Y no solo el solar sino también dar el permiso para cortar toda la madera de los pinos que fuese necesaria para la construcción de un local donde la banda pudiese ensayar y en donde se pudiese hacer baile, teatro, etc.

Al poco tiempo, se empezaron las obras que fueron realizadas por el tío Enrique 'El Ventura" y su cuadrilla de albañiles y en las que los músicos de distintas edades, junto con otros voluntarios del pueblo, trabajaron "a tanda de retén" es decir "de valde" o lo que es lo mismo sin cobrar un duro. Se organizaron en cuadrillas y unos iban a por piedra a la cantera de San Cristóbal, otros a por madera. Incluso seis o siete fueron a por cañas a las masías del río Blanco. Los músicos ayudaban en la obra preparando pasta, acercando piedra, serrando palos, haciendo cañizos para los tejados, subiendo materiales. etc.

Como faltaba dinero para pagar a los albañiles, materiales y otros gastos, la banda salió en pasacalle a pedir dinero prestado a los vecinos, incluso algunos de los músicos se escotaron a una cierta cantidad de dinero. Posteriormente cuando se terminó el edificio se organizaron algunas comedias y al cobrar entrada al público se consiguió reunir la cantidad necesaria para devolverles el dinero.

En 1941 quedó terminado el edificio que, como mucha gente mayor hemos conocido y que consistía en un gran salón para el público sobre el que había un palco rústico en las tres caras que rodean al escenario y que en el pueblo se le llamaba cariñosamente "el gallinero". Todo el salón estaba presidido por un escenario, de pequeñas dimensiones que permitía la instalación de telones, decorados, etc.

Bajo el mismo se hallaba la cocinilla, una pequeña dependencia con chimenea incluida y un pequeño armario para los papeles. Allí se hacían los ensayos, reuniones, incluso cenas. De vez en cuando se hacían "rosas" aprovechando e1 fuego de la chimenea. El hecho de que fuera un espacio reducido no era inconveniente para que se pudiesen hacer allí los ensayos pues el número de músicos era pequeño y el local se caldeaba fácilmente en invierno. La cocinilla era también utilizada como vestuarios y en él se situaba también el hueco para el apuntador. Allí se convivía y se creaba un auténtico ambiente de camaradería. En cierta ocasión los músicos veteranos comprometieron a los más jóvenes de si eran capaces de traer leña, ellos pagarían un cordero para el almuerzo. Aquellos se marcharon una vez terminado el ensayo y a las siete de la mañana regresaban con una caro de leña. Los veteranos tenían ya el cordero preparado para comérselo y después del almuerzo hicieron un pasacalle por el pueblo para invitar a la gente a un baile en el musical.

Por fuera era un edificio sólido de piedra con tres balcones que miraban a las eras y con tres puertas que daban a la actual calle del Musical. La mayor era la de salida, la pequeña del lado contrario al escenario en la entrada y otra pequeña junto al escenario la entrada a la cocinilla y al escenario, junto a la que se abría una pequeña ventilla para vender las entradas.

El musical era un auténtico espacio público, centro cultural y de diversión del pueblo porque en él se realizaban sainetes y teatros y bailes interpretados por la banda, para los que sólo había que apartar las sillas a los lados. De entre las obras celebradas la gente recuerda con cariño 'Nobleza baturra’, 'La hija del capitán", 'Sexo débil" y el sainete "Pilar y Micalet" que fue representado en múltiples ocasiones por la tía Vicenta "La Chelvana" y el "Tío Quinín", dos personajes muy queridos en el pueblo por su simpatía y su gracia. También se utilizó este espacio para actos parroquiales, escolares. etc."